Pillan a la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual comprando ordenadores para Corea del Norte

Pillan a la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual comprando ordenadores para Corea del Norte
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La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (WIPO en inglés) tiene como tarea promover la propiedad intelectual y las patentes por todo el mundo. Es una agencia de la Organización de las Naciones Unidas desde 1970 y, por tanto, sujeta a sus reglas.

Recientemente, se ha sabido que su director general en persona, Francis Gurry, ha aprobado el pago para nuevos equipos informáticos destinados a modernizar las oficinas de patentes de la República Popular de Corea del Norte. Hasta aquí todo bien, ¿no?

Pues no, porque resulta que las resoluciones de las Naciones Unidas prohíben ciertas transacciones con dicho país, y que la WIPO se las ha saltado a la torera ya que no ha informado absolutamente a nadie de dicho proyecto, violando así las resoluciones 1718 y 1874.

La parte más surrealista del tema es que la WIPO está intentando excusarse en que lo que están haciendo es legal porque se trata de ayuda al desarrollo. En este caso, parece que la ayuda al desarrollo está diseñada para ayudar a un estado deshonesto a violar la protección de patentes. Los Estados Unidos de América y otros países se oponen a eso por razones obvias, pero parece que esto es un claro ejemplo de la WIPO haciendo exactamente lo contrario a los intereses de los propietarios de patentes que dice defender.

Lo único que ha evitado que la WIPO se salga con la suya fue la prohibición al Bank of America para que transfiriera el dinero de la WIPO a una cuenta en China, gracias a las leyes americanas destinadas a aplicar los acuerdos con Naciones Unidas.

Como ya viene siendo tradicional, las organizaciones destinadas a promover la propiedad intelectual reclaman nuevas leyes terriblemente restrictivas para proteger a sus asociados, realizan sus acciones completamente al margen de las leyes existentes y de otras organizaciones que, en teoría, están por encima. Incluso saltándose a sus propios jefes, en este caso, las Naciones Unidas.

Vía | BoingBoing

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