Del 'ataque a la democracia' a las tarjetas rojas de los indignados en la investidura de Camps

Del 'ataque a la democracia' a las tarjetas rojas de los indignados en la investidura de Camps
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Estoy sobrecogido por la violencia vivida ayer en el Parlament: fue tremendo ver cómo varias decenas de diputados violentos se mostraban violentamente partidarios de aprobar unos violentos recortes que afectarán de manera violenta a todas las partidas, incluidas sanidad y educación. (...) Para violencia, la crisis y las medidas anticrisis. Para violento, el desprecio de los gobernantes a los gobernados cuando manifiestan con claridad su descontento. Ya comprobamos cuando la movilización contra la guerra de Irak que daba igual el rechazo de una mayoría social, pues para los gobernantes la única expresión de voluntad popular es el voto. Pero tampoco el voto cuenta, pues ni PSOE ni CiU ganaron elecciones proponiendo recortes y reformas.
De modo que ya lo saben los indignados. A seguir con las asambleas del buen rollito, y sin mear fuera del tiesto. ¿O es que acaso esperan ser escuchados de verdad?

Así se expresa el novelista Isaac Rosa en su blog del diario Público.

Gran portada la de ABC – “preside” este post – que recuerda a la de La Razón antes de producirse ningún tipo de incidente pero que ya anticipaba su recelo mayúsculo a los indignados españoles que protestaban en las plazas contra la partitocracia y la democracia bancaria. ABC se decanta ahora por un contundente “Ataque a la democracia”. Antaño sus portadas celebraban los aniversarios de la dictadura.

Franco ABC

José Antonio Vera escribe en su columna de opinón de La Razón: “El espectáculo dado por los «indignados» de Barcelona, abucheando, persiguiendo y tratando de impedir la entrada de los diputados al Parlament, no merece otro calificativo que el de «indigno», y por eso creo que el presidente de la Generalidad tiene razón al reprochar que se actúe con tanta indignidad.

La democracia que tenemos en España no es la mejor del mundo y debe avanzar en numerosos ámbitos. Pero nos costó mucho conseguirla tras 40 años de dictadura como para que ahora la pretendan dinamitar desde la calle”.

Interesante también el artículo de Maruja Torres en el que defiende “a ciudadanos que, con su presencia en el lugar de los hechos, plantan un espejo ante los depositarios de la función pública”.

Un espejo de indignación en el que cada prócer puede mirarse y decidir si se siente o no indigno, caminando a hurtadillas con su maletín hacia su bancada. ¡O en helicóptero!.
En todo caso, lo que tenga que ocurrir ocurrirá, porque se ha estado tirando demasiado del hilo de la paciencia. Y, diga lo que diga Aguirre, no será una noche de los cristales rotos. Qué ganas tiene la dama de interpretar también a Marie Antoinette.

El País en su editorial, bajo el título “Cerco violento”, recuerda que “la democracia representativa puede ser mejorable y algunas de las reivindicaciones de los indignados, de aplicarse, contribuirían a ello. Pero impedir el funcionamiento de sus instituciones, las únicas que representan legítimamente a la mayoría, es entrar en una peligrosa vía incivil”. Capítulo aparte merece al editorial de El País, “la gestión de la seguridad por parte del consejero de Interior, Felip Puig”:

Desmesurado el pasado 27 de mayo con una carga desproporcionada en la plaza de Catalunya, tampoco supo dar ayer con la fórmula que requería dejar expedita la entrada al Parlamento catalán. Hizo lo que no debía el primer día y, en cambio, no hizo ayer lo que debía para asegurar el funcionamiento del Parlamento sin coacciones de ningún tipo.

Precisamente este sorprendente hecho que denuncia el diario El País y el caso de los supuestos infiltrados que habrían “atizado” a la violencia ha generado todo tipo de comentarios e insinuaciones sobre una posible relación entre ambos.

Un ex de El País, ahora en el diario Público, Ernesto Ekaizer, pide retener “estas palabras de Mervyn King, gobernador del Banco de Inglaterra, el 2 de marzo pasado, ante el comité de hacienda del Parlamento británico: “La gente cuyos puestos de trabajo han sido destruidos no es de ninguna manera responsable por los excesos del sistema financiero y la crisis a que dieron lugar. No recuperas con una crisis financiera como esta tu nivel de vida, eso en el caso de que alguna vez lo consigas. Es un verdadero golpe sobre el nivel de vida. Estoy sorprendido que la rabia no haya sido mayor a la que conocemos”.

La Vanguardia es contundente en su editorial de hoy (Ataque a la democracia en Cataluña): “El Govern tiene la obligación de emplear a fondo todos los medios policiales a su alcance para garantizar el orden público y el funcionamiento de las instituciones de las que nos hemos dotado. Se han rebasado – como dijo el president Mas en una declaración institucional – todas las líneas rojas y, por tanto, es momento de frenar de manera eficaz y firme lo que ya no es una protesta legítima, sino un ataque extremista, intolerante y agresivo contra la democracia”.

Antonio Casado en El Confidencial escribe “No pienso unirme al coro de vírgenes ofendidas por los recientes excesos de los indignados que, evidentemente, perjudican el espíritu de la revuelta urbana y no representan su sentir mayoritario. Ni todos los políticos son corruptos ni todos los indignados comparten las algaradas de ayer en Barcelona. Más bien pocos las aplauden”. El movimiento, legítimo, justo, espontáneo, pacífico, democrático, aunque todavía sin articular, a falta de liderazgo y referentes, engancha con esa ciudadanía que ve a la clase política como su tercera gran preocupación, después del paro y la crisis económica”.

La presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, ha llegado a decir que los proyectos totalitarios empiezan con este tipo de algaradas (salvo error u omisión, el único totalitarismo que se consolidó en España comenzó con un golpe de Estado fallido). A este tipo de excesos, siquiera verbales, es a los que no me apunto. Sencillamente, porque no es razonable creer que se van a resentir las cuadernas del sistema porque un puñado de muchachos abucheen a los representantes democráticos en plena calle.

Pero si quieren contundencia, vayamos a la blogosfera para encontrarnos con Javier Cuchí que en el post “La casta se cabrea” escribe: “Dejémonos de cuentos: en términos de violencia, ayer no pasó absolutamente nada que fuera más allá de meras anécdotas sin mayores consecuencias; y si algo no fue una anécdota, si algo tuvo o debiera tener alguna consecuencia, sería, en todo caso, la sospechosísima y muy poco profesional actuación (en el mejor de los casos) de un grupo de policías de paisano.

Lo único que ocurrió ayer es que cuatro gilipollas y/o un bien aleccionado grupo de policías, montaron algo de pollo sin mayores consecuencias en una manifestación cívica absolutamente pacífica que se dedicó, eso sí, a abroncar a los políticos muy agriamente, cosa que a los políticos, siempre tan pagados de sí mismos, les sienta como un tiro en la barriga, sobre todo cuando la cosa acontece en público (ahí les duele aún mucho más: en privado, tienen unas tragaderas como el desagüe de las cataratas del Niágara). Ayer, lo único que ocurrió es que unos medios tan corruptos como el sistema al que jalean encontraron una gotita de agua sucia y la metieron en un caldero enorme que ellos mismos llenaron de mierda.

tarjeta roja

En Valencia, frente a las Corts valencianes, donde se celebra el pleno de investidura de Francisco Camps, los indignados lanzan flores al cielo, sacan tarjetas rojas a los diputados-imputados y corean: President a Picassent. Camps, por cierto, cargó ayer contra el 15-M y regaló a la prensa una enigmática insinuación sobre “circunstancias determinadas que yo creo saber pero que me callaré” del Movimiento 15M.

Del movimiento de dinero desde las cuentas suizas de Correa no cuenta nada. ¿Sabrá algo y callará?. Aunque a Camps, incluso la Justicia, sólo le pregunta por unos trajes sin factura lo que todavía indigna más al ciudadano informado de la red, pensando sobre todo en que este presidente imputado colocó a su amigo y Consejero de Justicia en la Vicepresidencia del CGPJ. No hay mejor ejemplo del ataque que a la democracia le hace la partitocracia, aunque no sea portada.

Esos “representantes” que han “okupado” la justicia y el suelo, hundiendo la economía española y la vida de millones de españoles mientras sus partidos (instalados) recibían “un extra para la campaña” con el que tener más ventajas de las que ya les proporciona la injusta ley electoral y el control absoluto de los medios, son los “okupas del poder” que atacan a la Democracia y el Estado de Derecho.

Pero el voto antisistema que promueve la división de poderes, que tanto temen los unos y los otros, los pondrá, más pronto que tarde, en su lugar.

Foto | @melderomerAV

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