Crónica de guerra. Caos y sangre a 55ºC.

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The Guardian acogió a Julian Assange y "sus documentos". Del periódico británico no tiene queja, sí de "los americanos", que no han cumplido. Ni siquiera enlazaron la página de WikiLeaks. Hasta el último minuto el equipo de Assange dudó sobre filtrar o no los documentos al NYT. No habrá próxima vez.

Pero más allá del debate sobre la filtración y la presunta estocada al periodismo de las corporaciones y los intereses políticos, queda la evidente limpieza de The Guardian, como se demuestra en sus crónicas y editoriales. También en su compromiso de informar en abierto y hacerlo desde la lealtad a los principios del mejor periodismo y a su línea editorial radicalmente comprometida con las libertades y los derechos humanos.

Hace unas horas la edición digital de The Guardian colgaba un extraordinario vídeo-crónica de la guerra en Afganistán (encabeza este post). El mismo ilustra el "diario de guerra" del reportero Sean Smith, en el que se evidencia el horrible caos y estancamiento de la guerra en Afganistán. Guerra y peaje de sangre. Guerra y corrupción generalizada. Lo ha destapado internet y The Guardian no ha mirado para otro lado ni ha sido cómplice de la Casa Blanca/Pentágono y sus gobiernos aliados.

Periodismo de verdad desde la primera línea del frente con la cobertura informativa desde la redacción de Londres, que sigue, a diferencia de otros, analizando y publicando la importante información que ofrecen los informes (des)clasificados:

Al-Qaeda planificaba un 11-S sobre Kabul. Los objetivos incluían el palacio presidencial de Karzai, la sede de la OTAN, las embajadas británicas y de EE.UU, el hotel Ariana - alquilado por la CIA y utilizado como su estación en Kabul.
Los detalles que se van conociendo sigue creando controversia en Kabul y Washington debido a la gran cantidad de referencias sobre el apoyo del Servivio de Inteligencia de Pakistán (ISI) a los talibanes.
Karzai va un pasó más allá y dice a los periodistas que Islamabad es la fuente del conflicto. Pide a sus aliados occidentales que "destruyan" los santuarios talibanes en Pakistán.

Nada nuevo, dicen otros.

Vía | The Guardian

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